La Cámara de Comercio de Lanzarote , el “enemigo”
(EDL) La semana pasada charlaba con un empresario de la isla de Lanzarote, concretamente del sector del deporte, y la conversación derivó a un aluvión de quejas sobre la falta de ayudas por parte de las instituciones. En un momento de su alocución, giró la dirección de sus “palos”, hasta ese momento el receptor de los mandobles era el gobierno, para dirigirlos hacia la Cámara de Comercio de Lanzarote. Las críticas eran sentidas y claramente influenciadas por el devenir de una empresa que subsistía. Cada uno de los céntimos que tenía que pagar de cuota era un argumento contra la entidad. Todo era negativo y todo era catastrófico, lo único salvable de su razonamiento era descubrir que el mantra, al final se había convertido en realidad: “Los autónomos mantenemos el país” (en un futuro rebatiré esta idea, ahora no toca).
No voy a defender a las “cámaras”, creo que muchas de ellas están obsoletas y ancladas en el pasado, pero que hay que defender su carácter dinamizador. Por muy poco que hagan, muchas veces son las únicas capaces de organizar actividades que la sociedad “privada” no realiza. El empresario anteriormente citado es un ser pasivo en un contexto de dificultad, perdido en el pasado. Durante el tiempo de las vacas “hermosas” no mejoró su capacitación, no se formó y ahora culpa desde la ignorancia su falta de adaptación al nuevo escenario.
- Editor
- viernes, 11 de marzo de 2011
(EDL) La semana pasada charlaba con un empresario de la isla de Lanzarote, concretamente del sector del deporte, y la conversación derivó a un aluvión de quejas sobre la falta de ayudas por parte de las instituciones. En un momento de su alocución, giró la dirección de sus “palos”, hasta ese momento el receptor de los mandobles era el gobierno, para dirigirlos hacia la Cámara de Comercio de Lanzarote. Las críticas eran sentidas y claramente influenciadas por el devenir de una empresa que subsistía. Cada uno de los céntimos que tenía que pagar de cuota era un argumento contra la entidad. Todo era negativo y todo era catastrófico, lo único salvable de su razonamiento era descubrir que el mantra, al final se había convertido en realidad: “Los autónomos mantenemos el país” (en un futuro rebatiré esta idea, ahora no toca).
No voy a defender a las “cámaras”, creo que muchas de ellas están obsoletas y ancladas en el pasado, pero que hay que defender su carácter dinamizador. Por muy poco que hagan, muchas veces son las únicas capaces de organizar actividades que la sociedad “privada” no realiza. El empresario anteriormente citado es un ser pasivo en un contexto de dificultad, perdido en el pasado. Durante el tiempo de las vacas “hermosas” no mejoró su capacitación, no se formó y ahora culpa desde la ignorancia su falta de adaptación al nuevo escenario.
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