jueves, 10 de marzo de 2011

Anita Roddick, ejemplo de la importancia de la tendencia

Anita Roddick era una mujer de mente abierta y que un día decidió emprender, con el resultado de la cadena de tiendas de productos cosméticos naturales  más conocida del mundo

Roddick-libro
(EDL)  Era pequeña, tenía pocos productos y además estaba pésimamente situada. Así posiblemente habría hablado algún “envidioso” cuando Anita Roddick decidió abrir la primera tienda de “The body Shop”. La primera tienda estaba entre dos funerarias, una broma del destino que demuestra que muchas veces las cosas no suceden sin una causa. Las tres empresas compartían el mismo interés, ayudar al bienestar de la gente, lo que dos, a los muertos y una a los vivos.
 Los que conocieron a Roddick la definen como una persona “especial”, quizás tenía ese “gen” clave que convierte  a personas normales, en seres capaces de hacer realidad sus sueños. Una aventura que comenzó a mediados de los años setenta con un crédito de casi 6000 euros de hoy en día. Como comprenderás, en esa época poca gente hablaba del cambio climático, del problema del reciclaje o dietas, por lo que parecería que un nicho era escaso, pero no fue así. El activismo de la emprendedora a favor de una cosmética alejada de experimentos “discutibles”, fue el mejor cartel para sus productos.
Anita Roddick se adelantó a los tiempos, quizás no de manera premeditada, pero demuestra que la persona que adivine una tendencia, ya sea por azar o por capacidad, triunfará.

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  • jueves, 10 de marzo de 2011

Anita Roddick era una mujer de mente abierta y que un día decidió emprender, con el resultado de la cadena de tiendas de productos cosméticos naturales  más conocida del mundo

Roddick-libro
(EDL)  Era pequeña, tenía pocos productos y además estaba pésimamente situada. Así posiblemente habría hablado algún “envidioso” cuando Anita Roddick decidió abrir la primera tienda de “The body Shop”. La primera tienda estaba entre dos funerarias, una broma del destino que demuestra que muchas veces las cosas no suceden sin una causa. Las tres empresas compartían el mismo interés, ayudar al bienestar de la gente, lo que dos, a los muertos y una a los vivos.
 Los que conocieron a Roddick la definen como una persona “especial”, quizás tenía ese “gen” clave que convierte  a personas normales, en seres capaces de hacer realidad sus sueños. Una aventura que comenzó a mediados de los años setenta con un crédito de casi 6000 euros de hoy en día. Como comprenderás, en esa época poca gente hablaba del cambio climático, del problema del reciclaje o dietas, por lo que parecería que un nicho era escaso, pero no fue así. El activismo de la emprendedora a favor de una cosmética alejada de experimentos “discutibles”, fue el mejor cartel para sus productos.
Anita Roddick se adelantó a los tiempos, quizás no de manera premeditada, pero demuestra que la persona que adivine una tendencia, ya sea por azar o por capacidad, triunfará.



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